lunes, 16 de marzo de 2015

Moral el arte de vivir


De Juan Luis Lorda

Obrar en contra de la conciencia produce una espiral hacia abajo, hacia la incoherencia; es como si el hombre se disolviera por dentro. Por eso es tan importante detener ese proceso degenerativo (que continuamente se inicia), arrepentirse y volver a empezar todas las veces que sea necesario. Sólo quien sabe arrepentirse protege su conciencia.

Perder la luz de la conciencia es la enfermedad más grave de todas: es la enfermedad que suprime la libertad interior: le quita su espacio natural. No es una enfermedad fisiológica, por eso no produce dolor. Pero es una enfermedad real, que destruye el núcleo mismo de la personalidad y nos lleva a vivir en la mentira. Para evitarlo, hay que rectificar siempre que sea preciso.

A todos nos humilla la experiencia de la debilidad, confesar que obramos mal y tener que rectificar. Por eso, fácilmente justificamos las malas acciones, no sólo en concreto, sino incluso teóricamente. El que tiene la debilidad de robar, fácilmente acaba pensando que todos hacen lo mismo:

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