jueves, 22 de abril de 2010

Más de Chesterton; de Ortodoxia

Uno de los cien argumentos contra la falsa interpretación moderna de la fuerza consiste en que: (nota de este copista "los : son míos") las cosas más prontas y eficaces son siempre las más frágiles (nota mía: "frágiles" no por poco fuertes sino en el sentido de "ligeros" "ágiles" "livianos") y sensibles. El pájaro es inquieto, por suave. La piedra, como dura, es inmóvil. La piedra cae por su propio peso; su dureza es debilidad. El pájaro puede remontarse, porque su fragilidad es su fuerza. La fuerza perfecta es un estado de frivolidad, de volatilidad que puede mantenerse en el aire. Los modernos investigadores de la historia de los milagros declaran solemnemente que la característica de los más grandes santos es su poder de "levitación". Pudieron haber dicho más: su poder de "levedad". Los ángeles vuelan porque se toman ligeramente a sí mismos. Y este ha sido siempre el impulso instintivo del cristianismo, y muy especialmente del arte cristiano... porque no puede el orgullo ascender hasta la levedad o levitación. El orgullo es el lastre de solemnidad que tira hacia abajo, haciéndonos instalarnos en una especie de seriedad egoísta, cuando lo que debiéramos hacer es levantarnos en un regocijado descuido del propio yo...La seriedad no es una virtud. Decir que es un vicio sería una herejía, pero una herejía inteligente. Tomarse muy seriamente a sí mismo, siendo la cosa más fácil del mundo, no es más que abandonarse a una pendiente natural...Es tan fácil ser pesado como difícil ser ligero. Satán cayó por la fuerza de la gravedad." (nota: hay que fijarse en los dobles y complejos sentidos de las palabras)

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