sábado, 15 de febrero de 2014

Schopenhauer


Arthur inspira gran parte de la obra filosófica posterior a él -la posterior a él más "novela" o discurso bien estructurado, que verdadera filosofía, que me corrijan los filosofos-. Esa filosofía vitalista que tanto se ha ensalzado y tan penosos resultados ha tenido en la segunda mitad del siglo XX. En ese pensamiento tan "progresista" encontramos cosas como estas dos historias, la segunda de las cuales hará poca gracia a muchos de esos "progresistas", que luego son incapaces de rebatir al autor de las mismas:

... Se cuentan numerosas anécdotas de su agudeza. Una vez, un comensal le hizo una pregunta a la que Schopenhauer respondió sin más: «No lo sé.» El joven comentó: «Vaya, yo pensaba que, siendo un gran sabio, sus conocimientos eran ilimitados.» Y el filósofo contestó: «No; el saber es limitado, ¡sólo la estupidez carece de limite!» Cualquier pregunta por parte de una mujer o acerca de las mujeres o el matrimonio, suscitaba siempre una respuesta mordaz. En una ocasión, tuvo que aguantar la compañía de una mujer muy locuaz, quien le explicó con todo detalle las desdichas de su vida matrimonial. Él la escuchó pacientemente, pero cuando ella le preguntó si la entendía, le espetó: «A usted no, pero sí entiendo a su marido

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