sábado, 5 de marzo de 2011

Schopenhauer

Resulta la curiosa la relación de Arthur Schopenhauer con su padre -Heinrich-, al que no perdonó su suicidio -aunque esto le permitió estudiar filosofía y no acabar como comerciante-, tampoco la dureza con la que le trató tantas veces. Sin embargo las palabras más dulces que salieron de su pluma fueron dirigidas a su padre y a la franqueza en su actuar. Recojo unos consejos de Heinrich a su hijo Arthur:
... «Con respecto a lo de andar y sentarse erguido, te aconsejo que pidas a todo aquel que esté contigo que te dé un coscorrón cada vez que descuides este importante asunto. Es lo que han hecho siempre los hijos de príncipes, soportar un breve momento de dolor a cambio de no parecer unos zoquetes toda la vida.»

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