viernes, 18 de noviembre de 2011

¿te enfadas con Dios?



¿se enfada usted con Dios sin poder evitarlo?... Naturalmente, de vez en cuando pienso: «¿Por qué no me ayudará más? ». A veces también me resulta enigmático. En los casos que me enfado percibo su misterio, su naturaleza ignota. Pero enfadarse directamente con Dios significaría rebajarlo demasiado. Muchas veces la culpa de un enfado la tienen cuestiones muy evidentes. Y cuando el enfado está realmente justificado, uno ha de preguntarse siempre si tal vez no le habrá comunicado algo importante a través de él y de las cosas y de las personas que le irritan. Con Dios mismo, yo no me enfado jamás.

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