domingo, 5 de febrero de 2012

virtud que no "valores"

Decía Aristóteles que las leyes sólo son necesarias para el no virtuoso, que es el que necesita, por decirlo así, incentivos para portarse bien. Y es que para el que ya es virtuoso no hacen falta factores externos, amenazas, etc. que le fuercen en contra de su voluntad, porque su voluntad está a priori de acuerdo con lo que marca la ley (supuesto que la ley es justa, claro). Aristóteles definía la virtud como una “segunda naturaleza”: hace que los impulsos naturales del sujeto en cuestión se inclinen a la virtud. El virtuoso tiene interiorizada la ley, y por eso no le hace falta que se la impongan desde fuera: él es ley para sí mismo.

NOTA: evidentemente, además de existir para guiar al no virtuoso, la ley está para fijar lo contingente, lo sujeto a debate político (cuántos impuestos se pagan, cómo deben ser los contratos, etc.).

No hay comentarios:

Publicar un comentario