lunes, 21 de julio de 2014

exuberante

Escribe Isak Dinesen en Ehrengard

Las flores del castaño se sostienen derechas como cirios de altar. Las flores de la lila parecen precipitarse en todas las direcciones desde el tallo y las ramas, convirtiendo el arbusto entero en un exuberante ramo, las flores del codeso caen como dorados carámbanos estivales contra el pálido aire azul. Pero las flores del espino se extienden por las ramas como ligeras capas de nieve blanca y rosada. Tal variedad infinita no puede en modo alguno necesitarla la economía de la Naturaleza, habrá de ser por fuerza la manifestación de un espíritu universal: inventivo, vivaz y juguetón en exceso, incapaz de contener sus festivos torrentes de felicidad. En verdad: Domine, non sum dignus. (p.77).

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