martes, 18 de mayo de 2010
p r i m a v e r a
Laertes previene a su hermana Ofelia de la declaración de amor de Hamlet
ACTO PRIMERO, ESCENA VII
“… debes considerarlo como (…) un hervor de la sangre, una violeta que en la primavera juvenil de la Naturaleza se adelanta a vivir y no se sostiene; hermosura no durable; perfume de un momento (…) No solo en nuestra juventud se aumentan las fuerzas y el tamaño del cuerpo, sino que las facultades interiores del talento y del alma crecen igualmente con el templo en que residen (…)
Considera qué pérdida padecería tu honor si con demasiada credulidad dieras oídos a su voz lisonjera, perdiendo la libertad del corazón, o facilitando a sus instancias impetuosas el tesoro de tu honestidad (…) no sigas inconsiderada tu inclinación. Huye del peligro, colocándote fuera del tiro de los amorosos deseos (…)
La virtud misma no puede librarse de los golpes de la calumnia (…)
La mayor seguridad estriba en el temor prudente; la juventud, aunque nadie la combata, halla en sí misma su propio enemigo
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Y Ophelia le dice:
ResponderEliminar"Mantendré la enseñanza de esta lección,
como guarda de mi corazón. Pero, mi buen hermano,
no me muestres -como hacen algunos pastores inicuos-
el camino empinado y lleno de espinos que lleva al cielo,
Mientras, como libertinos hinchados e imprudentes,
pisan la senda florida de los placeres,
sin preocuparse de su propia doctrina"
El tal Laertes era un buen pájaro...
Saludos desde Utopía.