Mary Anne Evans ponía en boca de uno de sus personajes, algo que me parece se aplica hoy a demasiados …
Yo me compadecía del patetismo de mi situación: la de un ser delicadamente organizado para el dolor, pero casi sin la menor posibilidad de responder al placer; alguien para quien la idea de un sufrimiento futuro privaba de toda alegría en el presente y para quien la idea de una felicidad futura no calmaba la inquietud de un anhelo y de un temor presentes.
Es cierto el miedo y la negatividad, el sufrir por lo que pueda venir, que a lo mejor nunca llega, no nos permiten disfrutar de lo que estamos viviendo. Algo, que hoy por hoy sucede muy a menudo. Un abrazo
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