Hace tiempo leí en un ensayo de David Mamet - Los tres usos del cuchillo - unas palabras que me han hecho pensar:
La obra romántica de la Europa occidental nos ha dado a Hitler, las novelas de Trollope y los musicales americanos. En todos ellos, la excelencia del héroe —que, aunque oculta a veces, acaba por emerger— vence por encima de todo. Estos dramas, pueden ser divertidos, pero son falsos y producen un efecto debilitador acumulativo.
Habitamos un mundo extraordinariamente depravado, interesante y salvaje donde las cosas no son en absoluto equitativas, y el propósito del auténtico drama es ayudar a que no lo olvidemos. Tal vez esto tenga un efecto social fortuito y acumulativo: recordarnos que debemos ser un poco más humildes, o un poco más agradecidos, o un poco más reflexivos.
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