¿Cómo puede ser una gran carrera enseñar la regla del tres a los hijos de los demás y una pequeña carrera enseñar a los propios hijos el universo? ¿Cómo puede considerarse como tolerante que sea lo mismo para todos y como estrecho que sea todo para alguien? No; la función de la mujer es laboriosa, pero porque es gigantesca, no porque sea nimia. Compadeceré a la señora Jones por la inmensidad de su tarea; nunca lo haré por su insignificancia.
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domingo, 2 de febrero de 2020
Madres y mujeres
¿Cómo puede ser una gran carrera enseñar la regla del tres a los hijos de los demás y una pequeña carrera enseñar a los propios hijos el universo? ¿Cómo puede considerarse como tolerante que sea lo mismo para todos y como estrecho que sea todo para alguien? No; la función de la mujer es laboriosa, pero porque es gigantesca, no porque sea nimia. Compadeceré a la señora Jones por la inmensidad de su tarea; nunca lo haré por su insignificancia.
viernes, 5 de junio de 2015
Vanidad
Pero una señorita mimada que solo vive mientras
la admiran; en cuanto se queda sola, se abandona y nada le es grato. Todo en ella es externo, todo es para los
demás; nada tiene para sí misma
(I-Cap I)
-No puede
ni debe estar triste. Comprende la música, tiene libros, ha cursado estudios y
toda su vida está por delante. Lo único que debe hacer es prepararse para ella
con objeto de no arrepentirse después. Dentro de un año será tarde.
(I-Cap I)
miércoles, 24 de septiembre de 2014
En defensa de la VIDA
Creo que Marisa Madieri explica muy bien la impotencia que a veces siente tanta gente buena que lucha por defender a los más indefensos
La desenvoltura, la
capciosidad, la superficialidad, con frecuencia bienintencionada, de tantas
personas, incluso de las que quiero, sobre el problema del aborto me habían
dolido profundamente y más aún mi pobreza de medios e ineptitud para hacer
comprensibles las razones de la justicia. Habría querido tener la honda de
David y el escudo de Aquiles para defender al último, al olvidado, al
pisoteado. Lloré y recé. No es fácil aceptar la propia inadecuación.
miércoles, 30 de julio de 2014
Madres; la Nada y el Misterio
domingo, 27 de octubre de 2013
el misterio y lo temporal
Jean
Guitton describe a su madre como una mujer alta, dulce y severa al mismo
tiempo, que nunca fue a la escuela ni a la universidad, pero que se hallaba en
posesión de una sabiduría asombrosa. A Guitton le gustaba observarla escuchando
el silencio de los campos, silenciosa ella también y de gran piedad. Leía mucho
y le encantaba alternar la vida del espíritu con el trabajo manual. Nuestro
pensador señala la deuda que contrajo con ella: le enseñó a no separar la vida de la inteligencia de la vida del alma
y el resultado fue que el hijo eligiera «no el absurdo ni la nada, sino el misterio». (p.8)
Esa alternancia que se nos presenta en
la vida entre lo necesario y lo superfluo es un verdadero problema que hemos de
resolver y en el cual nos va la vida: distinguir
lo esencial de lo accidental y por ese camino llegar a lo temporal y a lo
eterno. (p.6)
domingo, 8 de septiembre de 2013
cariño de una madre
... Yo siempre había sabido que los sacerdotes, que deben prescindir de tantos afectos humanos, lícitos para los demás, ponen su corazón, con toda su necesidad de cariño, en la madre: y me había dado cuenta, por experiencia personal, de cuánto es cierta esta afirmación.
(Leo en una biografía de Álvaro del Portillo)
martes, 6 de agosto de 2013
mamá
... Si no fueran palabras raras diría que da alegría, en medio de la tristeza. Pero la tristeza es bien grande: no por mamá, sino por mí, por todo lo que no hice, de bueno, y por todo lo que haya hecho de malo. Por todo esto pido perdón a Dios, a mamá y a vosotros por mis faltas de relación con mamá....
viernes, 16 de noviembre de 2012
convencer con paz
Cuando una persona está equivocada, lo mejor es lo que decía una mujer sabia ... entrar con la suya para salir con la tuya
jueves, 12 de julio de 2012
educar
miércoles, 28 de diciembre de 2011
cariño desinteresado
Su afecto era tan profundo y desinteresado, que podía subsistir con total independencia de los sentimientos de la otra parte.
Gertrud von Le Fort. El velo de Verónica
Gertrud von Le Fort. El velo de Verónica
domingo, 9 de octubre de 2011
mujeres
Acaso el mejor ejemplo, por más cotidiano, es el que nos dan las mujeres, con su extraña y enérgica lealtad. No han faltado imbéciles que se atrevan a acusar a la mujer de completa ceguera porque defiende siempre a los suyos sobre todo. Parecen no haber visto una mujer en su vida. Las mismas que están siempre dispuestas a defender a sus hombres contra viento y marea, son, en su trato personal con el hombre, de una lucidez casi morbosa respecto a la fragilidad de nuestras excusas o a las debilidades de nuestro espíritu. Un amigo puede querer mucho a un amigo, pero lo deja tal como es; la mujer, en cambio, ama a su hombre, y siempre está procurando transformarlo en otro... El amor no es ciego: todo será menos ciego. Es tenaz, y cuanto más tenaz, menos ciego.”
lunes, 2 de mayo de 2011
Madres
Ya puse el otro dia un post de Marisa Madieri. Hoy lo completo
... No he escondido mi mortificación y ya me han perdonado. Los hijos, con frecuencia, saben ser más comprensivos y maduros que sus padres.
Algunas veces me siento incómoda en el papel de madre; me siento inepta, me parece que educo de forma descuidada, que hablo poco, que dejo escapar en vano estos preciosos años y días de convivencia con mis hijos, ya tan mayores. Los miro y los encuentro amables y guapos y pienso en el vacío que dejarán en mi casa cuando se vayan. Los miro y me parecen aún indefensos y quisiera poder asumir la carga de dolor que la vida les reserva, a ellos como a todos. De algún modo, me siento responsable de su felicidad y me pregunto si han recibido las armas y los instrumentos necesarios para hacer elecciones conscientes, para ser aguerridos en las pruebas, fuertes en las desilusiones, generosos en el éxito, para amar y vivir en el significado.
... No he escondido mi mortificación y ya me han perdonado. Los hijos, con frecuencia, saben ser más comprensivos y maduros que sus padres.
Algunas veces me siento incómoda en el papel de madre; me siento inepta, me parece que educo de forma descuidada, que hablo poco, que dejo escapar en vano estos preciosos años y días de convivencia con mis hijos, ya tan mayores. Los miro y los encuentro amables y guapos y pienso en el vacío que dejarán en mi casa cuando se vayan. Los miro y me parecen aún indefensos y quisiera poder asumir la carga de dolor que la vida les reserva, a ellos como a todos. De algún modo, me siento responsable de su felicidad y me pregunto si han recibido las armas y los instrumentos necesarios para hacer elecciones conscientes, para ser aguerridos en las pruebas, fuertes en las desilusiones, generosos en el éxito, para amar y vivir en el significado.
miércoles, 30 de marzo de 2011
madres
"Hoy no me encuentro en armonía conmigo misma y desearía poder alejarme de mí. Les he faltado a mis hijos, he hecho que se sintieran mal, con un arranque de impaciente y agresiva estupidez... a veces el viento de la gracia sopla tan lejos de nosotros que nos volvemos malos y torpes incluso con las personas que más queremos..." Este homenaje particular a las madres, lo hago yo con palabras de Marisa Madieri (difunta esposa de Claudio Magris) y autora de un delicioso libro, del que están sacadas estas palabras, que se titula Verde Agua, una fascinante autobiografía, que escribe en forma de diario
lunes, 16 de agosto de 2010
Johanna
Recorto de dos cartas de Johanna -la madre de Arthur Schopenhauer- a su hijo:
…Nadie puede tolerar que lo critique una persona que exhibe tantas flaquezas, concretamente tu despectiva manera de hablar, proclamando, como si fueras el oráculo, que esto es así o asá sin sopesar siquiera la posibilidad de que te equivoques.
Si fueras menos como eres, solamente serías ridículo, pero de momento resultas de lo más cargante…
… Que te quede claro en qué condiciones deseo estar contigo: tú en tu vivienda estás en casa, en la mía eres un invitado que no debe interferir en ningún asunto doméstico. Cada día vendrás a la una y te quedarás hasta las tres, y luego ya no te veré en todo el día salvo cuando abro mi salón, al que puedes asistir si lo deseas, así como quedarte a cenar en mi casa esas dos noches siempre y cuando te abstengas de aburridas discusiones, que es algo que me saca de quicio. Durante el mediodía puedes contarme todo lo que necesite saber de ti, el resto del tiempo deberás cuidar de ti mismo. No puedo proporcionarte entretenimiento a expensas del mío propio. Bueno, basta, ahora ya conoces mis deseos y confío en que no correspondas mi amor de madre llevándome la contraria.
…Nadie puede tolerar que lo critique una persona que exhibe tantas flaquezas, concretamente tu despectiva manera de hablar, proclamando, como si fueras el oráculo, que esto es así o asá sin sopesar siquiera la posibilidad de que te equivoques.
Si fueras menos como eres, solamente serías ridículo, pero de momento resultas de lo más cargante…
… Que te quede claro en qué condiciones deseo estar contigo: tú en tu vivienda estás en casa, en la mía eres un invitado que no debe interferir en ningún asunto doméstico. Cada día vendrás a la una y te quedarás hasta las tres, y luego ya no te veré en todo el día salvo cuando abro mi salón, al que puedes asistir si lo deseas, así como quedarte a cenar en mi casa esas dos noches siempre y cuando te abstengas de aburridas discusiones, que es algo que me saca de quicio. Durante el mediodía puedes contarme todo lo que necesite saber de ti, el resto del tiempo deberás cuidar de ti mismo. No puedo proporcionarte entretenimiento a expensas del mío propio. Bueno, basta, ahora ya conoces mis deseos y confío en que no correspondas mi amor de madre llevándome la contraria.
viernes, 25 de junio de 2010
problemas, problemas
...«Pedid y se os dará. Buscad y encontraréis. Llamad y se os abrirá». Por otro lado, cuando mi hijo, por ejemplo, está haciendo los deberes, pide ayuda a Dios. Pero, para ser sinceros, no siempre da resultado.
Se pide, por ejemplo, salud; la madre para su hijo, el marido para la esposa; se pide que un pueblo no se precipite en un tremendo error -y sabemos que no siempre es escuchado-. Para una persona que se encuentre en una situación de vida o muerte, esto puede convertirse en un gran interrogante. ¿Por qué no ha recibido respuesta, o al menos no la respuesta que pidió? ¿Por qué calla Dios?, se preguntará. ¿Por qué se aleja? ¿Por qué sucede justo lo contrario de lo que yo quería?
Este distanciamiento entre la promesa de Jesús y lo que experimentamos en nuestra propia vida ha hecho reflexionar a todas las generaciones, a cada individuo y, desde luego, a mí. Pero cada uno debe luchar para obtener por sí mismo una respuesta, aprendiendo finalmente a entender por qué Dios le ha hablado precisamente así.
¿ Y qué respuesta es ésa?
San Agustín y otros grandes afirman que Dios nos da lo que es mejor para nosotros -aunque no podamos advertirlo por anticipado-. En efecto, a menudo consideramos que lo mejor para nosotros es justo lo contrario de lo que Él hace. Deberíamos aprender a aceptar y a considerar como una señal ese camino que, según nuestra experiencia y nuestro dolor, nos resulta tan penoso. El camino de Dios suele ser un camino formidable de transformación, de refundición de nuestra vida, en el que somos modificados y enderezados de verdad.
En este sentido hay que reconocer que ese «Pedid y se os dará» no significa, con toda seguridad, que yo pueda recurrir a Dios para hacerme la vida cómoda, para todo lo que se me antoje. O que va a eliminar mi sufrimiento y mis preguntas. Al contrario, significa que en cualquier caso Dios me escucha y atiende mi ruego de una forma que sólo Él conoce y que es la correcta para mí.
Retomando el caso concreto que me planteaba; para su hijo también puede ser saludable aprender que el buen Dios no interviene cuando no ha aprendido bien el vocabulario, sino que es uno mismo quien debe esforzarse. A veces también puede significar que uno necesita la pequeña corrección que supone un fracaso. Que quizá necesita precisamente eso para hallar su propio camino.
Se pide, por ejemplo, salud; la madre para su hijo, el marido para la esposa; se pide que un pueblo no se precipite en un tremendo error -y sabemos que no siempre es escuchado-. Para una persona que se encuentre en una situación de vida o muerte, esto puede convertirse en un gran interrogante. ¿Por qué no ha recibido respuesta, o al menos no la respuesta que pidió? ¿Por qué calla Dios?, se preguntará. ¿Por qué se aleja? ¿Por qué sucede justo lo contrario de lo que yo quería?
Este distanciamiento entre la promesa de Jesús y lo que experimentamos en nuestra propia vida ha hecho reflexionar a todas las generaciones, a cada individuo y, desde luego, a mí. Pero cada uno debe luchar para obtener por sí mismo una respuesta, aprendiendo finalmente a entender por qué Dios le ha hablado precisamente así.
¿ Y qué respuesta es ésa?
San Agustín y otros grandes afirman que Dios nos da lo que es mejor para nosotros -aunque no podamos advertirlo por anticipado-. En efecto, a menudo consideramos que lo mejor para nosotros es justo lo contrario de lo que Él hace. Deberíamos aprender a aceptar y a considerar como una señal ese camino que, según nuestra experiencia y nuestro dolor, nos resulta tan penoso. El camino de Dios suele ser un camino formidable de transformación, de refundición de nuestra vida, en el que somos modificados y enderezados de verdad.
En este sentido hay que reconocer que ese «Pedid y se os dará» no significa, con toda seguridad, que yo pueda recurrir a Dios para hacerme la vida cómoda, para todo lo que se me antoje. O que va a eliminar mi sufrimiento y mis preguntas. Al contrario, significa que en cualquier caso Dios me escucha y atiende mi ruego de una forma que sólo Él conoce y que es la correcta para mí.
Retomando el caso concreto que me planteaba; para su hijo también puede ser saludable aprender que el buen Dios no interviene cuando no ha aprendido bien el vocabulario, sino que es uno mismo quien debe esforzarse. A veces también puede significar que uno necesita la pequeña corrección que supone un fracaso. Que quizá necesita precisamente eso para hallar su propio camino.
domingo, 25 de octubre de 2009
Schopenhauer
Tus eternas objeciones, tus quejas sobre el estúpido mundo y la miseria humana, me dan malas noches y sueños desagradables [...]
No he tenido un solo momento desagradable que no te lo debiera a ti.
He tenido oportunidad de leer algunos extractos de cartas que escribía Johanna Schopenhauer a su hijo Arthur, cuando era un aprendiz de comercial y después cuando empezaba su formación intelectual.
Conozco tu temperamento. Eres irritante e insoportable y considero sumamente difícil convivir contigo. Todas tus buenas cualidades quedan oscurecidas por esa superinteligencia, lo que las vuelve inútiles para el mundo. Ves defectos en todas partes salvo en ti mismo, y en consecuencia amargas la vida de cuantos te rodean: nadie desea que lo iluminen a la fuerza...
En abril de 1807, apenas dos años después del suicidio de su marido, y cuando Arthur Schopenhauer contaba con 20 años, le anima a que decida estudiar lo que desee y que abandone la preparación para llevar los negocios familiares como le había impuesto su padre. Es una carta que como el mismo Arthur reconoce le hace llorar, y muestra lo que ella -entonces mucho más conocida como escritora que su hijo, que todavía no era nadie- le quiere:
Arthur, piénsalo con detenimiento y elige, pero luego mantente firme; no permitas que flaquee tu perseverancia y podrás conseguir lo que te propongas. Elige lo que quieras (...) pero con lágrimas en los ojos, te imploro: no te engañes a ti mismo. Trátate con seriedad y honestidad. Está en juego el bienestar de tu vida, además de la felicidad de mi vejez, porque solamente tu y Adele podéis reemplazar mi juventud perdida No soportaría saber que eres desdichado...
...y es que su madre le quería -como todas las madres-, aunque llega un momento en que no puede más, y se da cuenta que no pueden estar juntos ... ni siquiera cerca:
Creo que es más inteligente decir claro lo que deseo y lo que pienso de las cosas, así nos entenderemos mutuamente desde un principio. Que te tengo mucho cariño es algo que sin duda ya sabes. Te lo he demostrado y te lo seguiré demostrando mientras viva. Es necesario para mi felicidad saber que tu eres feliz, pero no ser testigo de ello. Siempre te he dicho que es muy difícil vivir contigo Y cuanto mas te conozco, más me reafirmo en esa idea.
Lo diré bien claro: mientras tú seas como eres, yo preferiría hacer cualquier sacrificio a consentir en tenerte cerca [...] Lo que me repele no es algo innato en ti, sino tus ideas, tu manera de pensar, tus hábitos; dicho de otro modo, no estamos de acuerdo en nada que concierna al mundo exterior.
Mira, querido Arthur, cada vez que venías a verme se producían escenas violentas por cualquier tontería, y sólo volvía a respirar cuando te marchabas, porque tu presencia, tus quejas sobre cosas inevitables, tus malas caras, tu pésimo humor, las extravagantes opiniones que profieres [...] todo eso me deprime y preocupa, sin que a ti te ayude.
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