Supongamos
por ejemplo que queremos visitar un museo con éxito, y para alcanzar una
perspectiva, vamos primero a los detalles; imagino que no conozco todavía el
cuadro de Rembrandt titulado Los Discípulos de Emaús, y que me dispongo
a verlo en el museo del Louvre.
Ya es una victoria sobre la pereza
haber escogido así un cuadro entre varios para someterlo a un examen particular;
la tendencia del visitante es la de echar miradas precipitadas, luego
distraídas, y más tarde cansadas sin ninguna preferencia, al menos sin ninguna
preparación. … quiero despertar, en la medida de lo posible, todas las regiones
de mi curiosidad. ¿Dónde se encontrará
Cristo? ¿Qué cara tendrá? ¿Humana o traspasando la condición humana? De dónde
vendrá la luz y cómo se manifestará esa oscura claridad que Rembrandt hace que
irradie en un punto solar y que conduce a través de zonas siempre más oscuras.
¿Cómo serán los dos discípulos? ¿Inclinados hacia adelante, ávidos de ver, o
impulsados hacia atrás por el estupor? ¿Mostrarán sus rasgos miedo o sorpresa?
¿Y el mobiliario será de la antigua Judea o de Holanda? ¿Tendrá pliegues el
mantel, como el de la Cena de Da Vinci, envolverá toda la mesa? ¿Estamos
en un palacio o en una buhardilla? ¿Asoman los pies de los personajes? ¿Están
desnudos los pies de Cristo y ya suspendidos como para indicar que tiene prisa
y que va a desaparecer? … Lo que importa ante todo es tener ciertas
expectativas. Llego por tanto al Louvre con la mente llena de estos problemas.
Sólo necesito de un instante para contestar. La simple mirada que haya echado
sobre el cuadro estará cargada de pensamiento.
Tienes un hermoso blog, felicidades :-)
ResponderEliminarTe invito al mío por si te ayuda en tu crecimiento personal.
http://frasesdedios.blogspot.com.es/
Un abrazo en la luz del Creador.
he visitado tu blog con ¡¡ 102 !! seguidores ... y es que está muy bien ... no he sabido como poner un comentario laudatorio en el mismo ...
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