miércoles, 30 de julio de 2014

Madres; la Nada y el Misterio


       Jean Guitton describe a su madre como una mujer alta, dulce y severa al mismo tiempo, que nunca fue a la escuela ni a la universidad, pero que se hallaba en posesión de una sabiduría asombrosa. A Guitton le gustaba observarla escuchando el silencio de los campos, silenciosa ella también y de gran piedad. Leía mucho y le encantaba alternar la vida del espíritu con el trabajo manual. Nuestro pensador señala la deuda que contrajo con ella: le enseñó a no separar la vida de la inteligencia de la vida del alma y el resultado fue que el hijo eligiera «no el absurdo ni la nada, sino el misterio». (p.8)

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