acabo de terminar de leer un libro con ese titulo de Stefan Zweig. Recojo una cita:
....Sí, ya lo sé, sé que usted se mostró débil por compasión, por los mejores y más nobles motivos. Pero, y creo que ya se lo advertí una vez, eso de la compasión es una maldita arma de doble filo. El que no sabe manejarla, mejor que no la toque con la mano y menos aún con el corazón. Sólo al principio la compasión, como la morfina, es buena para el enfermo, un remedio, un recurso, pero si no se sabe dosificar como es debido y suprimirla a tiempo, se convierte en un veneno mortal. Con las primeras inyecciones se hace bien, tranquilizan al enfermo y mitigan el dolor. Pero, fatalmente, el orga¬nismo, tanto el cuerpo como el alma, posee una tremenda capacidad de adaptación, y así como los nervios necesitan cada vez más morfina, así también el sentimiento necesita cada vez más compasión, y al final resulta más de la que se puede dar. Y llega indefectiblemente el momento, en uno y otro caso, en que hay que decir «no» y no preocuparse por si el enfermo lo odia a uno más por esta última negativa que por si nunca le hubiera ayudado.
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