Ser santo es ser dichoso, también aquí en la tierra. Y me preguntaréis quizá: Padre, y usted ¿ha sido dichoso siempre? Yo, sin mentir, recordaba hace pocos días (…) que no he tenido nunca una alegría completa, siempre, cuando viene una alegría, de esas que satisfacen el corazón, el Señor me ha hecho sentir la amargura de estar en la tierra, como un chispazo del Amor. Y, sin embargo, no me he sentido nunca infeliz, no recuerdo haber sido infeliz nunca. Me doy cuenta de que soy un gran pecador, un pecador que ama con toda su alma a Jesucristo. Así que infeliz, nunca, alegría completa nunca tampoco. ¡Ay qué lío me he hecho!"
(Citado en BERNAL, 1976, p. 158. DIC. SAN JOSEMARIA).
👏👏
ResponderEliminar