Creo que Marisa Madieri explica muy bien la impotencia que a veces siente tanta gente buena que lucha por defender a los más indefensos
La desenvoltura, la
capciosidad, la superficialidad, con frecuencia bienintencionada, de tantas
personas, incluso de las que quiero, sobre el problema del aborto me habían
dolido profundamente y más aún mi pobreza de medios e ineptitud para hacer
comprensibles las razones de la justicia. Habría querido tener la honda de
David y el escudo de Aquiles para defender al último, al olvidado, al
pisoteado. Lloré y recé. No es fácil aceptar la propia inadecuación.
bravooooo!!! buen curso
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarNos vemos en Madrid ...
Creo que es la mejor descripción del estado en que nos encontramos muchos en relación a este problema, y por tanto, de la relación existente entre las mayorías opuestas en sensibilidad al mismo, dejando de lado los "especialistas" en la defensa de una u otra posición. La fina delicadeza y profunda sensibilidad de Marisa Madieri me ha conmovido, pues así me siento yo. Poco se puede hacer cuando hay una mayoría instalada en la comodidad de un "pensamiento" superficial, incapaz de apreciar la capciosidad de algunos argumentos y sin sensibilidad más allá de su propia epidermis. Hay sin embargo que confiar en que la justicia y el bien terminarán por brillar, más allá de la imposición de cualquier razonamiento, porque así lo quiere para el bien del hombre quien ha vencido al mal.
ResponderEliminarGracias
ResponderEliminarNo nos vamos a rendir
Y no vamos a perder una guerra que sabemos se ganó hace 2000 años