miércoles, 24 de septiembre de 2014

En defensa de la VIDA


Creo que Marisa Madieri explica muy bien la impotencia que a veces siente tanta gente buena que lucha por defender a los más indefensos


La desenvoltura, la capciosidad, la superficialidad, con fre­cuencia bienintencionada, de tantas personas, incluso de las que quiero, sobre el problema del aborto me habían dolido profundamente y más aún mi pobreza de medios e inepti­tud para hacer comprensibles las razones de la justicia. Habría querido tener la honda de David y el escudo de Aquiles para defender al último, al olvidado, al pisoteado. Lloré y recé. No es fácil aceptar la propia inadecuación.

4 comentarios:

  1. Creo que es la mejor descripción del estado en que nos encontramos muchos en relación a este problema, y por tanto, de la relación existente entre las mayorías opuestas en sensibilidad al mismo, dejando de lado los "especialistas" en la defensa de una u otra posición. La fina delicadeza y profunda sensibilidad de Marisa Madieri me ha conmovido, pues así me siento yo. Poco se puede hacer cuando hay una mayoría instalada en la comodidad de un "pensamiento" superficial, incapaz de apreciar la capciosidad de algunos argumentos y sin sensibilidad más allá de su propia epidermis. Hay sin embargo que confiar en que la justicia y el bien terminarán por brillar, más allá de la imposición de cualquier razonamiento, porque así lo quiere para el bien del hombre quien ha vencido al mal.

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  2. Gracias
    No nos vamos a rendir
    Y no vamos a perder una guerra que sabemos se ganó hace 2000 años

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